Primero vamos a presentar a nuestros protagonistas. En primer lugar sabemos que nuestros ovocitos se guardan dentro de nuestros ovarios en estructuras formadas por un gran número de células que van cambiando a lo largo de toda nuestra fase folicular del ciclo menstrual, estas estructuras se conocen como folículos ováricos.
Una capa de células de la granulosa recubren nuestros ovocitos en nuestra vida fetal. Y cada mes un grupo de estos folículos será elegido para comenzar a crecer y responder a la FSH en esa primera fase folicular. Uno de ellos será elegido como dominante llegando a un estado de folículo preovulatorio o antral en el que tenemos un ovocito rodeado de células de la granulosa unido por un lateral al resto de células de la granulosa y de la teca del folículo. Todo ello embebido en el líquido folicular.
El líquido folicular es el encargado de nutrir al ovocito y además su composición va marcando el ritmo de crecimiento folicular y el desarrollo del ovocito previo a la ovulación.
Entre sus funciones están la de proteger al ovocito contra la proteólisis y la extrusión durante la ovulación, proporcionando un microentorno apropiado que favorece el desarrollo embrionario. Es responsable de la maduración y desarrollo final del ovocito previo a esa ovulación. E incluso es capaz de aumentar la motilidad de los espermatozoides in vitro, así mismo estimular la capacitación y reacción acrosómica de los espermatozoides.
El conjunto del ovocito-las células de la granulosa y el líquido folicular tiene una comunicación constante entre ellos. Lo hacen a través de uniones conectinas que permiten el paso de nutrientes, iones, macromoléculas y moléculas de señalización que hacen que se reciban las órdenes de cada proceso en marcha, desde la maduración y crecimiento del folículo hasta desencadenar la ovulación de un ovocito maduro.
Hay miles de estudios evaluando su composición como predictor de buen o mal pronóstico en tratamientos de FIV o en la búsqueda y consecución de embarazo. Estos estudios se realizan evaluando la composición de los líquidos foliculares recolectados en la punción ovárica en los tratamientos. Por ello hay que evaluar bien lo que dicen, de manera que la población estudiada suelen ser mujeres que acuden a tratamientos de FIV por lo que puede ser una muestra de mujeres subfértiles. En otros estudios lo hacen comparando composición de líquido folicular de pacientes con el de donantes, lo que nos da información sobre composición y fertilidad. Pero también debemos tener en cuenta que los estudios se hacen en mujeres que están recibiendo una estimulación ovárica, por lo que sería interesante ver los estudios en ciclo natural que serían los más similares a una situación fisiológica.
Y ¿de qué está compuesto el líquido folicular? Pues está formado por secreciones procedentes de las células foliculares y en parte por un exudado del plasma sanguíneo por lo que situaciones fisiológicas y patológicas influyen y se verán reflejadas en su composición. Entre las moléculas más importantes presentes en el líquido folicular destacamos los carbohidratos, proteínas, aminoácidos, lípidos, antioxidantes y radicales libre, hormonas sexuales y otras como la melatonina o glucocorticoides, sustancias implicadas en procesos de inflamación y resolución como citokinas, prostaglandinas e interleucinas e incluso tóxicos ambientales.
La composición del líquido está definida por nuestro estilo de vida de manera que nuestro patrón de alimentación, nuestra composición corporal, nuestro nivel de movimiento y ejercicio, nuestro estrés y gestión emocional, nuestras patologías crónicas (síndrome de ovario
poliquístico, endometriosis, adenomiosis…) e incluso el ambiente como la excesiva polución y/o la exposición a metales pesados condicionan su composición y nos dejan un ambiente concreto dónde se desarrollan nuestros ovocitos por lo que la mejora de su composición interviene en la mejora de la calidad de nuestros gametos.